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Propuestas para mitigar la crisis de la pandemia

Durante la crisis del COVID-19 el cierre de las escuelas, las limitaciones de la vida económica, y el acceso limitado a los servicios de salud expuso a la niñez a un incremento de trastornos y violencia. Algunos muy destacados fueron:

  • Aumento del trastorno de sueño (pesadillas)
  • Aumento de trastornos de la conducta alimentaria
  • Aumento de la ansiedad y depresión
  • Crecimiento de la violencia doméstica
  • Crecimiento de la violencia de género
  • Disminución de las habilidades sociales de los niños y niñas
  • Perdida de la noción de tiempo
  • Retroceso de las habilidades de los niños y niñas con discapacidad
  • Perdida del desarrollo psicomotor
  • Retroceso por parte de los niños y niñas en el control de esfínteres
  • Retroceso en el lenguaje
  • Aumento del estrés
  • Aumento del ciberacoso

La exposición a las violencias afecta a la estructura del cerebro y genera deterioros de las capacidades cognitivas y emociónales. Los entornos digitales sin el adecuado acompañamiento suponen más riesgos para los niños.

Pistas a seguir 

Mantener las escuelas abiertas

Los beneficios de mantener las escuelas abiertas son superiores a los costes que se derivan de cerrarlas. No se ha detectado (datos UNICEF relativos a 191 países) una relación consistente entre la reapertura de las escuelas y las tasas de infección por Covid-19.

Apoyar y proteger la salud mental de los niños y jóvenes

Se trata de reconocer que la ansiedad es un fenómeno normal y común en este periodo difícil. Se debe ayudar a los adolescentes a expresar sus sentimientos.

Apoyar a la labor docente

No olvidemos que la desocialización de los profesores fue paralela a la de los alumnos. La escuela no es solamente un lugar de aprendizaje de conocimientos, sino también un espacio de socialización, un mundo en el cual se enriquecen alumnos y profesores. Se deben multiplicar los talleres que incentivan a la resiliencia personal y colectiva.