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Tengo discapacidad, ¿y qué?

Nuestra mirada sobre los niños y niñas con discapacidad es a veces dura y condiciona las posibilidades que tienen para crecer y vivir una vida digna

En una sociedad donde el individualismo, la productividad y el consumismo se imponen, la discapacidad se convierte en algo que nos asusta, ya que se percibe como un límite. Muchas veces, se rechaza a los niños y niñas con discapacidad erróneamente, por miedo.

Como sociedad, no tenemos en cuenta los valores que las personas con discapacidad pueden fomentar: solidaridad, amor, cuidado al otro y la importancia vital de las relaciones.

Desafortunadamente, los niños y niñas con discapacidad viven rodeados de una mirada negativa: “no soy capaz de nada, nunca podré trabajar o encontrar el amor”. Esta negatividad provoca un sentimiento de rechazo hacia ellos mismos, que muchas veces se traduce en ganas de desaparecer y no incluirse en la sociedad.

No es fácil abstraerse del juicio de los demás

La mayoría de discapacidades permiten participar con normalidad en los escenarios sociales más importantes como el laboral, el familiar, el vecinal, el ocio, la cultura, los estudios, y muchos más. Sin embargo, la discapacidad estigmatiza a priori a cualquier persona que no cumpla con los cánones sociales considerados “normales”. Las personas con discapacidad se convierten en un extraño cuando, al final, son uno más.

No es la discapacidad la que produce la mayoría de las limitaciones, sino nuestras actitudes hacia ella

Los consejos de Comparte

La mayor esperanza para que se produzcan cambios en la mirada social hacia las personas con discapacidad es el conocimiento.

  • La ignorancia provoca temor. El temor funciona como un motor que segrega y perpetúa los prejuicios y la falta de información. Fomentemos el conocimiento hacia la normalidad e inclusión de las personas con discapacidad.

La información es básica para el tratamiento de los niños y niñas con discapacidad.

  • Informarse sobre el diagnóstico del niño o niña con discapacidad ayuda a tener más comprensión por parte de los demás y técnicas y mecanismos para ayudarle en su desarrollo.

Tener una mirada positiva y focalizada.

  • No hay soluciones fáciles, pero trabajar como sociedad la mirada que tenemos hacia las personas con discapacidad mejora su integración y desarrollo.

Fuentes